⁓ VISITA CULTURAL ⁓
Sirviendo de paso de entrada se encuentra el monumental portal gótico.
Está enmarcado por las dos torres cuyos dos primeros cuerpos ostentan parejas de arcos agudos, ciegos en la torre norte y abiertas en la sur con ventanas geminadas dándole una cierta ligereza. En torno a 1450 se remata la torre norte con un tercer cuerpo con la singularidad de tener arcos de curvas convexas, frontispicios trepados y la característica decoración de perlones del gótico tardío castellano.
También llamada de la luna. Cerrada por una celosía, deja entrever el conjunto de arcos que posee en el interior, así como unas pinturas sencillas, escudos del S. XV, una inscripción de 1321, la más antigua de la BasÌílica y el epitafio de Catalina Rodríguez.
Enmarcada por el nártex, la portada de poniente es uno de los mejores ejemplos de la escultura del S. XII.
La constituyen diez imágenes de apóstoles, de tamaño natural, conversando dos, cinco a cada lado, rodeando la figura central situada en el parteluz. Por encima de los vanos de las puertas hay dos semicírculos donde figura la parábola de Lázaro y el rico Epulón.
Coronando el conjunto están las arquivoltas escalonadas con diversos motivos florales, aves, grifos y leones y diversos rostros humanos. Corre por encima de éstas una cornisa de pequeños arcos que contienen gran cantidad de figuras humanas mirando hacia arriba representando los resucitados que se levantan para el Juicio final.
También llamada del Sol, es gemela de la de los Orejones.
Sobre las naves laterales se encuentran los dos pequeños triforios, que abren sus ventanas geminadas hacia la nave central. Desde ellos se accede a las torres.
Situado a lo largo de la cara sur de la Basílica, albergó parte de un antiguo cementerio del que an conserva alguna lápida junto a los contrafuertes así como dos sepulcros monumentales: uno al pie de la torre sur, sin inscripciones, y el otro adosado al crucero perteneciente a la familia Muñoz y Salazar, con el escudo de la familia y perlones isabelinos a su alrededor.
Inspirado en los pórticos segovianos, y realizado en piedra berroqueña está formado por arcos de medio punto. Su fecha de construcción, entre el S. XIII al XV, es objeto de polémicas.
También llamada de la Anunciación, posee dos grupos escultóricos de gran belleza.
A la izquierda el anuncio del Ángel a María (finales del S.XII) y a la derecha están tres personajes sin identificar.
Haciendo juego con la Virgen de la Anunciación del lado izquierdo y contemporáneo a ella, un rey sedente (finales del XII). Más exteriores, una mujer y un hombre de factura más tosca, posiblemente del primer tercio del S. XII. Según Gómez Moreno dicha pareja podrían ser San Vicente y una de sus dos hermanas. Faltaría la segunda de las hermanas que podría haber estado puesta en la esquina de más afuera, y cuya señal borraran las restauraciones del siglo pasado.
También debemos destacar los cuatro capiteles, dos a cada lado, con motivos animales.
Nada más bajar la escalera de la puerta sur, aparece adosada al pilar izquierdo y bajo un guardapolvo una pequeña imagen de piedra policromada probablemente del S. XIV. El Niño acaricia el mentón de su madre mientras esta le sonríe.
Se trata de una imagen poco común por la indumentaria de ambos; se trata de trajes de la corte de los Reyes Católicos, y destacan el manto mudéjar de la Virgen y la decoración de escudos de Castilla y León del manto del niño.
En la pared del brazo sur del crucero se encuentra una inscripción en letra gótica y otro que dice «sepultura del judío». La tradición refiere que el judío que construyó la iglesia tras su conversión fue sepultado en la misma.
Al fondo del brazo sur se encuentran tres bajo relieves policromados del S. XV que representan a los tres hermanos mártires. A raiz de un estudio de cara a su restauración, se encontró que estos relieves han sido superpuestos a otros equivalentes, probablemente del S. XII-XIII como se observa en las catas que cada uno de los relieves tienen en la rodilla izquierda.
Al fondo del brazo sur se encuentran tres bajo relieves policromados del S. XV que representan a los tres hermanos mártires. A raiz de un estudio de cara a su restauración, se encontró que estos relieves han sido superpuestos a otros equivalentes, probablemente del S. XII-XIII como se observa en las catas que cada uno de los relieves tienen en la rodilla izquierda.
Nacido en Barco de Ávila, en el S. XII, San Pedro llevó una vida eremítica dedicado a la oración y a labrar la tierra. Al fallecer varias localidades se disputaban el enterramiento. Se decidió poner el cuerpo sobre los lomos de una mula con los ojos vendados y allí donde se parase lo enterrarían. La mula vino a la Basílica plantando su huella en el suelo, aún visible, según la tradición popular, en el suelo ante el actual sepulcro.
El sepulcro data de 1610. Formado por columnas, cornisa y frente de orden corintio, alberga el altar y presidido por un lienzo que representa al santo eremita.
Situado en el crucero bajo el arco toral e invadiendo ligeramente la nave central, se encuentra el cenotafio de los mártires.
De estilo gótico muy avanzado, se eleva sobre la intersección de la nave central con el crucero. Data del reinado de Fernando III o Alfonso X, entre 1250 y 1280.
Seguramente está inspirado en la capilla de San Bernabé de la Catedral. El paso de la planta cuadrada a octogonal, de gran belleza, se hace a través de un sistema de trompas.
Es a destacar el grupo escultórico de tradición gótica pero posiblemente del XVI del Calvario sobre el lado este, difícil de ver debido a la altura a la que se encuentra.
El conjunto del presbiterio y las dos capillas laterales siguen una estrucutra típicamente románica, acabadas en ábside semicircular con vanos abocinados. Las distintas remodelaciones hacen que los restos románicos hayan prácticamente desaparecido.
Preside el presbiterio el retablo barroco con la imagen de los tres mártires.
Las capillas laterales están dedicadas a San Antonio de Padua (izquierda) y San Francisco de Paula (derecha)
Situada bajo los ábsides sigue su planta dando lugar a tres capillas de donde se ve la roca sobre la que se asienta la Basílica y la hendidura de donde, según cuenta la leyenda, salió la culebra que llevó a convertirse al judío.
La Capilla central, bajo el presbiterio alberga la imagen de la Virgen de la Soterraña, patrona de Ávila. En la capilla sur se encuentra el «Cristo atado a la columna».
Es uno de los mejores exponentes de hierro forjado del románico español, junto con las de León, Segovia y Palencia.
Más discreta que las demás, presenta menos interés.
En 1477 se añade en la cara norte la sacristía. Con su bóveda de aristas formando un espacio de dimensiones considerables, acorde al edificio al que acompaña.